La oscuridad
- Karina Zulueta
- 4 feb 2019
- 1 Min. de lectura

Salí a la terraza, a la luz de la luna, desnuda, bañada en sangre. Cuchillo en mano y cabellos revueltos. El silencio de la noche era el único testigo de lo ocurrido.
En la habitación su cuerpo yacia en la cama, inmóvil.
Una eterna mueca de terror se inmortalizaba en su rostro .
besé su a labios fríos, acaricié que su piel rígida.
El hombre al que más había amado y había odiado estaba junto a mi .
La historia de nuestro amor, como todas las historias de amor, odio y venganza sólo podia presagiar aquel macabro final.
Cuestión de superviviencia: o él o yo,en la violenta pelea minutos atrás.
tome la decisión y el único camino..
Cuantas veces intenté escapar de las palizas, las patadas, los puñetazos, la piel razgada y hecha girones, la sangre en mi rostro y los moratones. nadie ni parecía querer ayudarme..
Grite tantas veces, pedí socorro, imploré, no me escucharon. el deseo de ser libre mientras mas él me ataba con sus cadenas crecía dentro de mi ser. La voz interna que me gritaba corre, no pares, él viene.
Sólo un salida, sólo una oportunidad.
- Esta noche será las última que me atormentarás.
Susurré a su oido besando su frente.
Cuando te he amado solo el cielo lo sabe, cuando desee que me amarás bien, nunca sabrás
Ahora yaces en un mundo perdido, ardiendo para siempre en el infierno y el olvido.
Lentamente me acuesto a su lado, desnuda y abrazándolo. Recuerdos agridulces vienen a mi mente. Dulce oscuridad eres ya sólo muerte, mientras las sirenas lejanas rompen el silencio de la noche inerte.
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