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El general viene a cenar



Esta noche el General Martin Estrada venia a cenar.

Como cada noche de sàbado salìa de su base militar para disfrutar de su ansiado descanso y marcó una sesión conmigo.

Martin era un hombre duro, acostumbrado al mando y a la disciplina castrista.

La cena estaba lista a las 8 en punto y el timbre suena, es puntual.

camino por el corredor vestida con mi traje preferido, chaqueta roja, falda a juego, medias de cristal negras y zapatos de tacòn de agujas . Me miro al espejo del recibidor antes de abrir, estoy perfecta con mi collar de perlas y el cabello recogido detràs de la nunca, Labios rosa palido y maquillaje discreto, tal como me habia recomendado el señor Estrada, una dama de la alta sociedad..

Abrì la puerta y alli estaba com su uniforme militar de gala con sus condecoraciones en la chaqueta, olia a colonia sàndalo y su cabellos perfectamente engominados. Era un hombre atractivo y de imagen cuidada a pesar de pasar de los 50 años.

- Querida te he traido una botella del champàn caro, tu preferido.

Dijo señalando el Dom Perignon vintage cosecha de 2009 que lleva a en la mano.

El juego comienza, pensè mientras com una sonrisa acariciò sus hombros al quitarle su pesado abrigo negro.

Caminamos cogidos del brazo hasta la mesa y nos sentamos.

Con la cena preparada y a la luz de las velas comenzamos a comer.

Martin sirviò el champan en mi copa y se sentò despuès en el otro extremo de la mesa frente a mi.

- Madre mia que semana he tenido!!!! No tienes idea de lo que es vivir en una base militar rodeado de idiotas, cientos de hombres todos esperando que sea yo a decirles que hacer y cuando. Sino lo hago no tendrian ni puta idea de como encontrar sus propia cabeza encima de los hombros.

Con un gesto de desdèn incline la cabeza y bostezè.

Dej los cubiertos al lado del plato alzè mi copa, miràndole fijamente y luego la derramè en el suelo del salòn.

- Mira lo que me haces hacer!!! Crees que me interesa tu patètica vida. Estoy harta de quejas y lamentos. Ven a lamer el suelo con la lengua como un perro.

Martin vacilò un instante, bajando la mirada, se levantò de su asiento.

Camino unos pasos habia mi y arrodillandose comenzò a lamer mientras con mi pie apoyado en su espalda le presionaba contra el suelo.

Cuando terminò de hacerlo volvio a levantarse y se sentò y en silencio.

Al acabar de cenar nos dirigimos al cuarto de juegos, una vez desnudo y amarrado al potro de torturas bocabajo le hice esperar.

Fui a cambiarme a la otra estancia.

Me quite el elegante traje pero dejè el collar de perlas en mi cuello, vesti un body negro de làtex, botas y guantes de cuero.

Volvi al lado de Martin que empapado en sudor aguardaba.

- Mira la suciedad que has dejado sobre el cuero de mi potro, eres un puerco asustado,


me dirigi al armario de cristal donde colgaba todos mis làtigos, escoji una palmatoria y con ella golpeè su trazero.

- Que desastre!!!! no puedo ni siquiera mirar a tu cara. Necesitas un fuerte correctivo. No crees?

Martin resoplaba como un toro acorralado y lleno de ira respondiò


- Por eso me traicionaste? por eso te acostaste con èl y me humillaste, Zara.

Zara era el nombre de su ex mujer y era a ella a quièn ahora hablaba.

- Es asi como quieres ser castigado? Es tu fantasia? cuàn patètico puedes llegar A ser!!!


Una mueca de dolor se dibujo en su rostro y las lagrimas saltaron de sus ojos. Martin sufria el peor de los dolores y no era fisico, era en el alma: la traiciòn y la humillaciòn del abandono.

- Es eso lo que quieres saber Martin? Repeti dàndole otro fuerte golpe que le trajo de vuelta a la realidad.

- Si, quiero saber de ti, con…..

- Otro hombre? Preguntè acercàndome a su oido.

Martin comenzo a temblar y sollozar como un niño no parecìa el rudo militar que hacia poco cruzaba el umbral de mi puerta

- Es el mejor que yo? Màs atractivo, màs joven, màs rico, mejor en la cama? Preguntò nuevamente entre sollozos.

- Claro que lo es , es magnifico. cerca de los 30 años, cabellos copiosos, cuerpo escultural y un enorme pene duro. Contestè siguiendo el juego

- Si , dime , porque me abandonaste?porque me humillaste? Como le conociste?

- Es esa tu penitencia Martin? Que te cuenta lo que haciamos? Preguntè de nuevo

Comprendi que de nada valia los golpes su dolor era màs intenso

- Vale Martin, si lo que quieres asi sea. Nos conocimos en mi trabajo, èl era un atractivo cliente y yo me sentia sola, apenas venias a casa por tu trabajo en la base y sucedio sin

màs, muy pronto comenzamos a vernos, a escondidas en un motel. Desnudos entre sàbana nuestros cuerpos entrelazados, sudando y gimiendo, èl encima de mi penetràndome y agarrando mis cabellos, mis pechos duros saltan encima de su rostro cuando cabalgo sobre su cuerpo. Me entrego a èl, le dejo poseerme, hacerme lo que èl quiera, apoderarse de mi cuerpo.

- es bueno? Disfrutaste?.

- Bueno? , sonrei ironica .Es increible, el me entiende, sabe exactamente lo que quiero.


Entonces rompiò a llorar desconsoladamente y por unos instante sentì pena de aquel hombre.

- Pègame, hasta hacer correr la sangre por mi piel por favor. Substituye este dolor que siento por uno peor. Esta es la cosa màs dolorosa en la que puedo pensar dia y noche, te lo suplico

Cogi un làtigo mayor de tirar de cuero con puntas metalicas àfiladas y comenzè a azotarle como me habia pedido, cada azote razgaba su piel mientras los gritos ahogaban su infinita pena .

Pasados 30 minutos la sesiòn terminò y el gran general visto su uniforme y saliò en silencio por la puerta, beso mi mano antes de despedirse y al mirarle de frente pude ver todavia las làgrimas corriendo por sus mejillas.

 
 
 

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